“SIERVO SIN
TIERRA “
El recomendado de
hoy es SIERVO SIN TIERRA, un libro muy interesante que trata de siervo joya
regresa a su rancho después de prestar el servicio militar. Su madre, Sierva
Joya, murió mientras él estaba en el cuartel. En Capitanejo se encuentra
ocasionalmente con Tránsito, la mujer de Ceferino, un bandido liberal a quien
los policías lo acaban de asesinar. Siervo y Tránsito se van a vivir juntos. Mientras
él cumple con los jornales de los tres cuartos de tierra que ocupa el alquiler,
ella en el rancho. La única ambición de Siervo es tener tierra propia. En una manifestación
política en Soatá, Siervo, borracho, mata a un godo sin darse cuanta. El 9 de
abril se fuga de la cárcel de Santa Rosa de Vitervo, y al regresar a su rancho
encuentra todo distinto: los godos están ahora en el poder. Llega la violencia
y Siervo tiene que huir con toda su familia a Sogamoso. Su hija Franceli muere
victima de la violencia. Su hijo mayor se vuelve bandolero, y lo peor,
bandolero godo. Al cabo del tiempo, cuando la violencia amaina, Siervo, Ya
anciano, agotado por trabajos y padecimientos, regresa a su rancho. Lleva consigo
doscientos pesos que ha logrado ahorrar. Con ellos compre el pedazo de tierra
que tanto había soñado. Pero que nunca disfruta, por que muere antes de llegar
a ella.
Este libro es
fabuloso y es el recomendado de hoy por que encarna con grandeza épica la lucha
del campesino boyacense víctima de una sociedad feudal. Dentro de la literatura
colombiana, esta obra de Eduardo Caballero Calderón se destaca como trasunto
fiel del campo colombiano, plena de su diaria presencia, lo mismo en sus días
de dulce tranquilidad que en ásperos tiempos de lucha política, destierros y
lagrimas. Por el tono general de SIERVO SIN TIERRA se conjugan en esta hermosa narración
el pensamiento y la actitud social del autor.
Bonus Track :
Estudió en el Gimnasio Moderno, fundado por su tío Agustín Nieto Caballero;
Como muchos periodistas de la época, ingresó a la facultad de Derecho en la Universidad Externado de Colombia pero abandonó esta carrera para dedicarse a lo que más le gustaba y apasionaba:
el periodismo. Su amor por el oficio lo heredó de su familia, sobre todo de su
padre, Lucas Caballero Barrera. Era primo hermano
de doña Cecilia Caballero Blanco, esposa y viuda del expresidente Alfonso Lopez Michelsen.
El primer periódico en donde escribió oficialmente fue El Espectador, pero poco tiempo
después se vinculó a El Tiempo, en donde se hizo cargo de
una columna durante casi toda su vida –firmada bajo el seudónimo de
"Swann"– y que lo llevó a dirigir, años después, el suplemento
literario del periódico.
Caballero Calderón siempre fue identificado por su rigidez y su dominio
de la técnica a la hora de escribir. Su estilo impecable, en el que predomina
el ensayo como su género de preferencia, lo lleva a mencionar, en sus obras,
sus experiencias como político y diplomático.
Desempeñó cargos diplomáticos en Lima, Madrid, Buenos Aires y París;
fue embajador de Colombia ante la UNESCO; diputado de las Asambleas de boyacá
y Cundinamarca;
representante a la Cámara y primer alcalde
del municipio de Tipacoque, Boyacá, en 1968.
Viajó como corresponsal por Sudamérica y escribió una serie de crónicas
en las que se manifiestan ya los temas principales de sus novelas: el mestizaje
y la relación campo-ciudad. Algunas de sus publicaciones son los ensayos Suramérica,
Tierra del hombre (1944), Latinoamérica un mundo por hacer (1944), Breviario
de don Quijote (1947), Ancha es Castilla (1950), Americanos y
europeos (1956), Historia privada de los colombianos (1960). Los
temas de la violencia colombiana, la condición infrahumana de los desposeídos,
las pasiones primitivas, el amor a la tierra y la vida campesina aparecen en la
mayoría de sus obras.
En 1939 contrae matrimonio con Isabel Holguín Dávila, con quien tuvo
cuatro hijos: María del Carmen (1942), Luis (1943), Antonio (1945) y Beatriz
(1948).
En 1980 la muerte de su esposa afianzó la relación con su hija Beatríz Caballero Holguín,
quien publicó en el año 2004 el libro "Papá y yo" donde incluyó
fotografías familiares y describió detalles de la vida al lado de su padre.
Tras su muerte en Bogotá, sus cenizas fueron llevadas a la capilla de
Tipacoque.
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